¡Hijo de Tolkien!

JRR-Tolkien15El otro día fui testigo de una conversación en las redes sociales que me llamó la atención, varias personas debatían sobre lo que era, o no, género fántastico, y me hizo pensar, no sólo porque había mucha más pasión implicada de la que yo esperaba, sino porque realmente parecía que estuviésemos en un ambiente precismático, con lo que eso mola. Así que me dio por pensar. Obviamente, cualquiera que haya leído mi blog sabe que soy un defensor de la nueva fantasía, que creo sinceramente que al género le hacía falta un aventón, pero tampoco hay que pasarse.

No es preciso que me repita demasiado, a lo largo de las distintas entradas de este blog he hablado mucho de la diferencia que se da en cuanto a estilo y planteamientos entre la fantasía denominada clásica y la moderna. Seguramente pensaréis que es porque soy un poco plasta, y algo de eso hay, pero también es cierto que la fantasía clásica ha dominado el género de una forma tan apabullante como restrictiva, llegando al punto de que, sobre todo en los 80, la fantasía épica se producía poco menos que en serie, siempre la misma historia, los mismos personajes, los mismo clichés. El argumento era que se basaban en el gran Tolkien, quien en su obra, realmente magnífica y superlativa, había establecido los cánones del género. Y al final lo «único» que se podía publicar era adaptaciones y readaptaciones del «Señor de los Anillos». Eso, y sólo eso, era fantasía.

Pero la realidad era otra, no se trataba de seguir los cánones de Tolkien, sino de copiarlo sustituyendo novelas por pastiches, indudablemente azuzados por la prudencia y el conservadurismo inherentes a los que se mueven en un mercado tan complejo como el editorial, un mercado en el que la novela perfecta puede resultar un fracaso absoluto y un bodrio infumable que no sirve ni como tope de puerta tiene un éxito arrollador a nivel internacional (y no quiero señalar). Tolkien funcionaba y lo que se hacía era copiar a Tolkien, o copiar a los que habían copiado a Tolkien, o… bueno ya me entendéis.

Se repetía una y otra vez la misma historia con lo que no se conseguía llegar, apenas, a un público nuevo, con el agravante de que la fantasía al incluir criaturas imaginarias, mundos irreales y magia era considerada por muchos como un género no sólo menor sino adecuado únicamente para niños, algo que ningún adulto normal (una de las palabras más peligrosas en cualquier idioma, normal, no adulto) debería perder el tiempo leyendo. Pero entonces llegó Peter Jackson y, más inesperado aún, algunos de los lectores del género lograron de alguna manera convertirse en personas respetables ¡e incluso tener descendencia! y de repente Tolkien se volvió popular, aceptable e incluso mainstream.

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¡Muerte a los sincebollistas! O no.

La culpa la tiene Peter Jackson, más o menos

Por supuesto esto tuvo consecuencias inevitables, y los aficionados del género se fueron dividiendo en dos corrientes prácticamente irreconciliables, vamos, como concebollistas y sincebollistas con la tortilla de patata. Por un lado un grupo minoritario considera que la fantasía es, sólo, lo que se ajusta al esquema Tolkien, por otro, un grupo bastante mayoritario considera que la auténtica fantasía es la que va más allá de Tolkien, incluso hay quienes consideran que Tolkien es un mal escritor, lo que en mi opinión es pasarse de frenada, mucho.

Esto no sería demasiado grave si no fuese por un tercer grupo (¿los desustanciados a los que nos les gusta la tortilla?), compuesto en una parte muy importante por personas que ni siquiera leen fantasía, y que considera, no ya que que sólo Tolkien sea fantasía, sino que toda la fantasía que se hace hoy en día es una copia, adaptación, actualización, imitación del Señor de los Anillos y como cualquiera que haya leído a George Martin, Brandon Sanderson, Steven Erikson o Joe Abercrombie puede decir, eso no es cierto ni de coña. Aunque lo peor de todo, propablemente, es que, desde su punto de vista, eso ni siquiera implica que Tolkien sea un buen escritor, simplemente desmerece todo el género, es posible que, es este caso, el problema que tienen con Tolkien y la fantasía sea que, en cierto modo, ahora es mainstream, al menos hasta cierto punto, y eso hay quien no lo perdona.

elsenoranillos
Hay cosas que alguien moderno/hipster no puede perdonar

La fantasía es un género que está, por fin, en constante evolución no es ya que esté yendo mucho más allá de los límites establecidos por Tolkien, es que ha recuperado su espíritu de novela para adultos (es decir, no sólo para niños, que ya sé lo que estáis pensando) ha recuperado su vocación de integrar los géneros más diversos desde el terror a la política, del romance a la crítica social, ha superado los esquemas de la narración tradicional, ha explorado el territorio al margen del mito del héroe, y todo ello sin dejar de ser fantasía.

Eso no significa que toda las novelas de fantasía que se escribe en la actualidad haya abandonado el esquema post-Tolkien, y sean obras originales e innovadores, hay muchos autores que se conforman con repetir los esquemas que tan bien funcionaron en su momento, quizá con la esperanza de que Peter Jackson haga la película, pero eso no debe desanimarnos, peor están otros géneros (no voy a señalar) y tampoco pasa nada. Estamos en la mejor época de la historia reciente para leer fantasía épica, aprovechémoslo.

 

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