Hoy reseño una de las novelas que más impacto tuvieron hace unos años dentro del microcosmos de los lectores de fantasía épica, sin embargo dicho impacto no fue tanto porque fuese una propuesta increíblemente rompedora o una narración extraordinaria, probablemente la razón de ese éxito innegable fuese la acertada combinación de elementos clásicos con planteamientos originales, sobre todo en lo que se refiere a la forma de plantear la historia, presentada por el propio protagonista como un recuerdo de juventud que comparte con su interlocutor.
Desde luego esa forma de contar la historia tiene la ventaja de que facilita la identificación con el protagonista, al fin y al cabo te está contado algo que le pasó a él mismo, con sus aciertos, sus errores y, sobre todo, sus emociones. La parte negativa radica en que, dado la situación en que se encuentra el protagonista tienes dos cosas claras, primero, que por complicadas que se pongan las cosas él sobrevive y, segundo, que en algún momento todo en su vida se fue al cuerno, y quieras que no eso perjudica dos de las emociones que más influyen en un lector: la intriga y la esperanza.
Se trata, por lo tanto, de una novela que para muchos se puede hacer muy difícil de leer, por su atípica estructura, pero al mismo tiempo es una novela que en lo que a la trama se refiere no innova demasiado, lo que puede desanimar al colectivo de lectores más inclinado por la fantasía más moderna.
No obstante, es una novela que está bien narrada, los personajes, especialmente Kvothe (pronunciado Cuouz) están bien perfilados y resultan cercanos y creíbles, el mundo resulta interesante, aunque no demasiado innovador, y en más de una ocasión te asalta la sensación de que en los acontecimientos interviene la mano del destino, forma suave y no acusadora de referirse al deus ex machina. No estamos, pues ante el nuevo Tolkien, ni Martin, ni Sanderson, digan lo que digan las contraportadas, pero ni falta que le hace, Patrick Rothfuss nos presenta una novela de corte clásico con ciertas innovaciones, que se deja leer y se disfruta, aunque probablemente no sea apta para lectores no acostumbrados a la fantasía y pueda decepcionar a los lectores más exigentes, aunque esto se soluciona bajando la novela de los altares e ignorando las partes más enfáticas de la contraportada, si haces eso, podrás disfrutar de una buena novela.
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